El recorte de Trump a la ayuda militar de Ucrania podría dejar a millones de civiles expuestos a los misiles balísticos rusos
- Ivana Kottasová, CNN
- 5 mar
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Ucrania solo tiene una forma de protegerse contra los misiles balísticos más potentes de Rusia: los sistemas de defensa Patriot de fabricación estadounidense. Ahora que Estados Unidos ha suspendido los envíos de material militar a Kyiv, pronto podrían quedarse sin munición.
Kyiv y sus aliados se apresuran a idear un plan después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendiera el lunes los envíos militares a Ucrania, tras su acalorada reunión en la Oficina Oval con su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, la semana pasada.
La medida puede tener consecuencias devastadoras para Ucrania. Sin embargo, gran parte del equipo militar estadounidense que utilizan los ucranianos en el campo de batalla puede obtenerse en otros lugares, producirse en el país o sustituirse por alternativas, aunque existen serias dudas sobre si los aliados de Ucrania podrían permitirse alguna vez igualar lo que Estados Unidos estaba proporcionando.
Sin embargo, el mayor desafío para Ucrania es la posible pérdida de los sistemas de defensa antiaérea Patriot, de fabricación estadounidense, que actualmente son insustituibles. Los soldados ucranianos dijeron a CNN que su mayor preocupación inmediata no es el impacto de los recortes en el frente, sino la falta de misiles Patriot que protejan a sus familias y seres queridos en las ciudades ucranianas.
“Estados Unidos tiene la licencia de los sistemas de misiles Patriot, así como de su producción, lo que hace muy difícil que varios países europeos puedan volver a fabricarlos”, declaró Kateryna Stepanenko, analista y jefa adjunta del equipo ruso del Instituto para el Estudio de la Guerra, un observatorio de conflictos con sede en Estados Unidos.
Los Patriots son la crème de la crème de los equipos suministrados por Estados Unidos a Ucrania y desempeñan un papel crucial en las defensas aéreas ucranianas.
Por eso, el riesgo de perderlos ha sembrado el pánico entre las autoridades ucranianas.
“Se trata del único sistema capaz de hacer frente a los misiles balísticos rusos. El riesgo está relacionado con el suministro de Patriots, tanto en términos de reparaciones y mantenimiento como de munición para proteger a Ucrania de los misiles balísticos”, declaró el martes el primer ministro del país, Denys Shmyhal.
“Podemos destruir todos los demás medios de aterrorización de Ucrania por parte de Rusia con lo que tenemos en Ucrania, fabricado aquí o recibido de nuestros socios”, añadió Shmyhal.

Rusia ha estado lanzando oleadas de misiles balísticos y de crucero hacia Ucrania con regularidad, y ha estado atacando ciudades, infraestructuras energéticas y objetivos civiles semanalmente. El verano pasado lanzó un misil de crucero contra un hospital infantil de Kyiv.
Los misiles balísticos siguen una trayectoria curva que los saca de la atmósfera terrestre, antes de volver a sumergirse en ella y alcanzar su objetivo. Viajan a velocidades extremadamente altas, lo que los hace muy difíciles de interceptar.
Por su parte, los misiles de crucero son vehículos no tripulados propulsados por motores a reacción, como los aviones, que pueden lanzarse desde tierra, mar o aire. Son difíciles de detectar porque suelen ser más pequeños y vuelan bajo, y algunos también pueden desplazarse a gran velocidad.
Al mismo tiempo, Moscú ha ido aumentando sus arsenales a una tasa que Ucrania no puede seguir. Rusia fabrica más municiones y las adquiere de aliados como Irán y Corea del Norte.
No está claro cuántos misiles tiene Ucrania en sus arsenales y si ya están en camino más suministros de Estados Unidos.
Un funcionario ucraniano declaró el martes a CNN que las reservas de misiles Patriot de Kyiv podrían agotarse en cuestión de semanas.
Los soldados ucranianos en el frente también se apresuraron a señalar los Patriots como una pieza clave del equipo que Ucrania no puede permitirse perder.
“Nuestro punto débil son los misiles de defensa antiaérea, los Patriots”, declaró Yegor Firsov, sargento jefe de un pelotón de ataque con drones. “Incluso a nosotros, los militares, nos gustaría que nuestras familias, nuestra retaguardia, estuvieran protegidas en la medida de lo posible cuando servimos en primera línea”, afirmó.

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